¿QUÉ FUE DE LA TERRAZA?
Por Sofía Martín Gutiérrez

 


Bienvenidos a la parte más personal de smg-arquitectura. Quiero que mi blog sea tu espacio de referencia, con ideas innovadoras y recomendaciones de mi mano, Sofía Martín, arquitecta y diseñadora de espacios.
Con ella disfrutaremos de un experimentado análisis de las tendencias en arquitectura, reformas, diseño de interiores, optimización de espacios… y lo más humano, mis encuentros con colegas del sector.
¡Abre la puerta al mundo de Sofía!

Después de varias semanas confinados en casa, mi cabeza hace la siguiente reflexión: de la noche a la mañana nuestras viviendas se han convertido en casa, lugar de trabajo, zona de ocio y parque infantil.

Quizás ha llegado el momento de reconsiderar cómo deben ser diseñadas las viviendas para mejorar nuestra vida.

Al igual que el coronavirus ha hecho de catalizador para implantar en muchas empresas el teletrabajo sin la menor merma en la productividad, ¿por qué no va a mostrar la necesidad de tener que adaptar las viviendas como un entorno de mayor confort, donde vivir lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades?

Los arquitectos siempre hemos defendido la arquitectura no como un elemento edificatorio o inversor, sino como un espacio en el cual habitamos, quizás ahora nos entiendan un poco más cuando intentamos poner en valor la calidad del espacio, la necesidad de la proporción, la buena luz, la buena orientación o las ventilaciones cruzadas.

Ya hace un siglo, Le Corbusier aspiraba a una arquitectura que atendiera las necesidades funcionales bajo un orden racional, geométrico y estandarizado.

Las Casas Citröan fueron el primer intento del Maestro para resolver los requisitos funcionales y espaciales del hombre contemporáneo. La premisa del desarrollo de estas viviendas responde a las necesidades de asegurar a las personas unas viviendas con luz, en las que se encuentren protegidas de los intrusos (otras personas, frío, calor,…), la circulación más efectiva en la vivienda o incluso una selección de objetos para la vivienda adaptados a su época.

Pero no son este tipo de viviendas las que me llaman poderosamente la atención, mi mente vuela a los llamados Inmuebles-Villa, estos inmuebles proponían una nueva fórmula de edificio para una gran ciudad. Cada apartamento es una pequeña casa con jardín, situada a no importa qué altura sobre la calzada.

Esto fue el inicio de las terrazas modernas. La especulación inmobiliaria y el sometimiento de los arquitectos a las imposiciones de los promotores, ha tenido como consecuencia, la desaparición de este espacio en la mayoría de los edificios, sobre todo en el centro de las ciudades, donde el precio por metro cuadrado es mucho más alto.

Ya no sólo hablamos de conceptos como la luz, la orientación o la ventilación, o la flexibilidad del espacio interior, sino del concepto de recuperar la terraza como espacio de la vivienda, dotándola de esa flexibilidad del espacio exterior como prolongación de la misma.

La palabra terraza nos evoca esas inolvidables reuniones en familia o con amigos, donde las bromas, una conversación interesante o unas risas son el centro de la mesa, siempre entorno a la gastronomía.

¿Cuántos no se habrán arrepentido estas semanas de haber cerrado sus terrazas?

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